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Woody Allen: El ingenio de nunca acabar


Roma es, sin duda, una de las más importantes musas urbanas del cine, sólo comparable tal vez con Nueva York. Durante años, la cinematografía americana hizo de esa ciudad su set exterior más utilizado: al menos dos versiones de «Tres monedas en la fuente», la clásica, de 1954, con Louis Jourdan, Jean Peters y Rossano Brazzi; la inolvidable «Vacaciones en Roma» con la también inolvidable Audrey Hepburn y Gregory Peck y «Los amantes deben aprender», una cinta de mi adolescencia con Troy Donahue, Angie Dickinson, Suzanne Pleshette y otra vez Rossano Brazzi, son solo un ejemplo de la italianitis y en especial romanitis que padeció el cine americano de los cincuentas y sesentas.

Antes, en la postguerra, en los años del hambre, el desempleo y la reconstrucción, Roma dio al mundo uno de los movimientos cinematográficos más importantes de la historia: el Neorrealismo, que actuó como catársis artística sobre la pobreza y la desesperanza que afloraban en aquella injusta sociedad. Roberto Rossellini, Vittorio de Sica y Federico Fellini entre otros grandes cineastas de una generación hasta hoy irrepetible, hicieron de la maltrecha capital de Italia escenario de sus historias llenas de ternura, amor, humor, denuncia, cotidianeidad, todo utilizando la mejor narración cinematográfica que se ha hecho jamás.

Los maestros del Neorrealismo enseñaron al mundo cómo contar bellamente una historia a través de una lente y una cámara: eso es el cine.

De todo eso se trata «De Roma con amor», la última cinta de Woody Allen, de cartelera en León desde el viernes pasado, amalgama o collage de todos los clichés posibles sobre la Roma del cine: desde personajes y situaciones que resumen muy bien aquello de «cómo ve Hollywood a los romanos» hasta los muy italianos: recién casados provincianos que llegan a la gran ciudad, la prostituta, el galán otoñal, el ciudadano anónimo y común, típico del neorrealismo, un tenor de ópera, y todo ello enmarcado por los iconos visuales de la ciudad: la Plaza del Campidoglio, la de España, la del Popolo, Navona, Trevi, Trastevere, Foro Imperial, Coliseo….

En fín, si esta cinta la hubiese realizado cualquier director de comedias para idiotas de las que hoy abundan, no pasaría de ser un incidente más entre la decadente cinematográfia gringa….pero la dirigió Woody Allen y entonces, por su ingenio interminable y por su capacidad para contar historias, «De Roma con amor» se vuelve la mejor propuesta de una cartelera que tiene meses de acusar una gran falta de inteligencia y buen gusto.

Por cierto, con esta fresca comedia en la que el cineasta regresa como protagonista, Woody Allen se rinde irremediablemente a los pies de su admirado Fellini a quien hace guiño tras guiño a lo largo del film.

Así, la historia de la muchacha provinciana que cae en brazos del galán viejo y esponjoso es de «El jeque blanco», los paparazzi, Civitavecchia y el paseo por la Via Veneto son de «La Dolce Vita», la procesión religiosa y el desfile de modelos son de «Fellini-Roma», la prostituta es la Saraghina evolucionada de «Ocho y Medio», las mujeres exhuberantes que persiguen al pobre Pissanello son de «La Ciudad de las Mujeres» (la de Snàporaz) y el propio Roberto Benigni en todas las situaciones del film, que resulta ser un alter ego de Mastroianni como el propio Marcello lo fue de Federico.

Todo ello enmarcado en el interminable ingenio del cineasta, que aún le queda espacio para hacer una sátira demoledora de la Ópera -patrimonio cultural de los romanos-, para la que utiliza a Fabio Armilliato, un tenor de la profesión, y hasta una caricatura de las neurosis acostumbradas en sus personajes norteamericanos.

Entonces volvemos al principio: si el cine es el arte de saber contar historias a través de una lente y una cámara y Woody Allen lo hace casi a la perfección a sus 76 años, ¿será el más completo cineasta de la actualidad….?

Por lo menos sus películas son bellas, ingeniosas, inteligentes, irónicas, hilarantes, como «De Roma con amor».

 

El Acontecimiento Musical del Año…será en Guanajuato


Ricardo Muti es el director de orquesta y concertador probablemente con más méritos artísticos y musicales en el mundo, hoy en el 2012. Su trayectoria extensa, variada y riquísima lo avala. Su personalidad vigorosa y atrayente lo ratifica en cada actuación y…..vendrá a Guanajuato durante el próximo Festival Cervantino.

Caballero Honorario de la Órden del Imperio Británico, Premio Príncipe de Asturias, poseedor de la Legión de Honor francesa y la Órden  al Mérito de la República Italiana, director invitado durante veinte años ininterrumpidos al Festival de Salzburgo, sucesor del legendario Eugene Ormandy en la Philadelphia Orchestra, que dirigió doce años, director del conocido Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena en 1993, 1997, 2000 y 2004, director musical de La Scala de Milán de 1987 a 2005 y de la Philharmonia Orchestra de Londres de 1972 a 1980, Muti es en la actualidad director de la Sinfónica de Chicago y de la Ópera de Roma.

Su vida está rebosante de anécdotas que hablan de su genio creador. Fue discípulo de  Nino Rota, uno de los músicos más importantes de la Italia del siglo veinte, creador de numerosas obras clásicas y de la música de los filmes del inolvidable Federico Fellini y del viejo maestro de la Callas en Milán, Antonino Votto.

De entre todas las polémicas que envuelven su vida, destaca la de su salida de La Scala –el templo máximo de la ópera- en 2005, prácticamente expulsado por los músicos de la orquesta solidarizados con el director del teatro Carlo Fontana, que había dimitido meses antes por desavenencias con Muti. Sin embargo, luego de ese traumático final de diez y nueve años de riqueza creativa, encontró cobijo a su sabiduría y a sus inquietudes operísticas en Roma, donde continúa hoy en día elevando la categoría del recinto de la Vía del Viminale.

En un pasado no muy lejano, la Ópera de Roma  vivió momentos de grandeza comparables a los de La Scala. En los años cincuentas y en medio de la colosal rivalidad artística entre dos de las más grandes sopranos de todos los tiempos, Maria Callas y Renata Tebaldi, Roma fue el refugio natural de la Tebaldi, desplazada de Milán por la estrella emergente de la Callas. A Roma se fue “la Maestra”, como era conocida por partidarios y adversarios y con ella se llevó a sus partners más codiciados, Franco Corelli, Mario del Monaco  y Ettore Bastianini. Y ahí se hizo todo un bastión de sus fans, compitiendo en igualdad de circunstancias con el clan “milanés”, integrado por la propia Callas, Giuseppe DiStefano y Tito Gobbi.

Hoy la Ópera de Roma emerge paulatinamente a los primeros planos de la lírica europea, de la mano de Riccardo Muti.

Por su parte la Sinfónica de Chicago, la orquesta que un día fue  del legendario Sir George Solti o de Daniel Baremboim y de la que Muti es titular desde 2008, consolida también bajo su batuta la fama universal que ostenta desde hace 115 años.

Precisamente al frente de la Sinfónica de Chicago se presentará en el próximo Cervantino, en la que es la gala más trascendente de este Festival en muchos años. Y lo hará en el Teatro Juárez, lo que nos despierta la inquietud de dónde ubicarán a tantos músicos en ese escenario reducido, como ya sucedió años atrás con la Filarmónica de Londres que tuvieron que meter las percusiones en las plateas contiguas al foro.

A propósito, ¿quién elige los escenarios y qué criterios se usan para ello?…misterios insondables de la burocracia cultural. La actual directora, Lidia Camacho, y su jefa la directora de Conaculta no son precisamente melómanas ni cosa que se le parezca, pero en fin, es lo que hay.

¿Y las autoridades culturales de Guanajuato qué pintan en ello? ¿Acaso no son capaces de aceptar que el mejor escenario del estado para un evento como éste es, aunque les pese, el Teatro del Bicentenario en el que podría intentarse al menos una segunda función?.

Y los Consejeros de este recinto, que presumen de su cercanía con las autoridades estatales (y la tienen, pues les dejan hacer lo que quieren) ¿no son capaces de mover sus influencias para conseguir al menos una presentación en León y que nuestros fieles no tengan que desplazarse a Guanajuato al calvario del boletaje en poder de los burócratas?.

Pero no. Ya quedamos que el Consejo del Forum es para lucirse, no para gestionar.

Casanova y Don Juan: Demonios y maravillas


Don Juan y Casanova son dos mitos que a través de la leyenda y de sus aventuras y conquistas se hermanan. Los dos han sido objeto de investigación y estudio por parte de prácticamente todas las corrientes de la psicología en el siglo XX, sin contar con que ambos personajes han servido también de inspiración a grandes creadores en el universo de  las letras, la música, las artes plásticas y, por supuesto también, en la ópera y el cine.

Federico Fellini –el inmenso cineasta italiano- afrontó en 1976 el proyecto hasta entonces más esperpéntico de su filmografía: “Casanova”, y lo hizo a partir de una inspiración totalmente negativa del personaje a grado tal que el film se convirtió en una contracrónica casanoviana y terminó siendo una puntual demolición del mito.

Nunca ocultó el maestro su animadversión por el personaje, “ese veneciano petulante” lo llamó, y lo plasmó en una cinta que reprodujo fielmente el ambiente estrambótico y decadente de la Venecia de Casanova, con actores y extras maquillados incomprensiblemente, con decorados de intencional mal gusto, con una laguna de papel celofán deliberadamente fantasmagórica, pues aunque pudo filmar en los exteriores originales de la época, prefirió realizar la totalidad de la película en los foros de Cinecittá.

Así y todo, el film despertó la expectación de muchos productores cuando Fellini se los propuso, espectación que se derrumbó en cuanto conocieron el guión del cineasta: elipsis argumental, como la mayoría de sus grandes obras, repleta de transiciones, con historias separadas que solo se hilvanan al final. Triste final por cierto, con un Casanova viejo, decadente, impotente y solo en una laguna veneciana que se incendia y barcos que se hunden. El apocalipsis de la ciudad y el personaje.

Como apocalíptico es, por cierto, el final del “Don Giovanni” de Mozart.

Fascinado también en forma negativa por su propio personaje, Mozart y su libretista Lorenzo Da Ponte –autor de los libretos de otras tres óperas muy apreciadas y reconocidas del catálogo mozartiano: “Las bodas de Fígaro”, “La clemencia de Tito” y “Così fan tutte” (Así son todas)- acometieron el proyecto con muchas reticencias y el resultado es la que hoy puede considerarse la obra maestra de su repertorio de 22 óperas.

“Don Giovanni” tiene además una enorme dificultad para catalogarse entre cualquier tipo de ópera hasta entonces existente: no es una ópera buffa, porque tiene voces y personajes de un gran carácter dramático y no es opera seria o dramática –o al menos no totalmente- porque tiene personajes o al menos transiciones cómicas. Así, Donna Anna, Don Ottavio, el Comendador, son intensamente dramáticos, mientras Zerlina y Leporello lo son más bien buffos. Por su parte, visto el final, Don Giovanni resulta un personaje no solo ruin y desalmado, sino triste y trágico.

La ópera y el cine tienen más similitudes que diferencias y algún día acometeremos en estas páginas de manera más detallada el por qué de esta aseveración. Por lo pronto, nos encontramos ante obras interconectadas en su temática, coincidentes en la aversión de sus creadores al personaje central de su narración y coincidentes también en que ambas son obras maestras en su género.

Final del Juego.

Lamentablemente por derechos de producción y otros temas incomprensibles, no existe ninguna versión subtitulada al español de “Casanova”, solo un DVD he encontrado con subtitulos en inglés.

Por su parte, el próximo sábado 29 de octubre, dentro del programa anual de trasmisiones en vivo vía satélite de las más importantes presentaciones sabatinas del Met de Nueva York, podremos ver en la Sala Mateo Herrera del Foro Cultural un nueva producción del “Don Giovanni” con un gran elenco que incluye a James Levine en el podio, Mariusz Kwiecien, Barbara Frittoli y otra vez Ramón Vargas entre otros.

(Blog “Conservación de los Recuerdos” http://arodriguezleyaristi.com/)