“La Bohème”: Dos Ramón Vargas, una sola Excelencia


Cuando el pasado siete de agosto Ramón Vargas platicó con reporteros de los medios de comunicación en el Teatro del Bicentenario, lo hizo reflexionando acerca de su vida artística y, sobre todo, de las condiciones necesarias para ser un buen cantante o mejor, un buen cantante y, además, duradero. Privilegiar la técnica sobre la fuerza física es para el maestro la clave de la durabilidad y excelencia en una carrera operística. La historia está rebosante de cantantes excesivamente “musculares” con una vida muy corta en su voz.

Dos días después abundó sobre el concepto en una entrevista que me concedió para la TV y más aún, el año pasado cuando en otra entrevista charlamos con motivo de su presentación en León con “El Elixir de Amor”, reflexionó someramente sobre la durabilidad de la voz cuando empleas la técnica, al recordar la carrera extensísima de uno de sus ídolos, el tenor español Alfredo Kraus que murió a los 72 años de edad en activo y cantando los mismos papeles de siempre pues conservó hasta su muerte la tesitura, el timbre y la firmeza de su voz original. Todo un fenómeno de la ópera.

Cuando Ramón Vargas cantó por última vez antes de hoy “La Bohème” en México, aún no pasaban grandes cosas en su carrera: no había debutado en el Metropolitan Opera House de Nueva York y en Europa trabajaba de sol a sol como integrante del staff permanente de voces de la Ópera de Lucerna, tratando de abrirse paso a los grandes teatros. Era un Ramón Vargas con una voz bellísima y con una técnica interpretativa admirable.

Pues bien, su “Bohemia” de esta semana en León nos confirmará hasta dónde ha llevado ambas cualidades, una –la belleza de la voz- como un don natural, la otra –la técnica vocal e interpretativa- producto de años y días y horas de estudio y trabajo: No exagero si afirmo que no hay un tenor en el mundo, en 2012, que pueda considerarse un Maestro en su profesión como sin duda lo es Ramón. Hay voces más potentes, sí. Hay presencias más envolventes, sí. Mas en muchos casos esas estrellas fulgurantes resultan pasajeras, hasta que se vuelven estrellas fugaces.

Ramón Vargas por el contrario, conserva íntegra la belleza de su voz y cada día mejora su técnica interpretativa….eso le permitirá alcanzar la anhelada permanencia de Alfredo Kraus.

“La Bohème”, la ópera de Puccini que se ha cantado más que ninguna otra en el mundo, dueña de una partitura melodiosa y bella, se presenta en el teatro del Bicentenario en tres funciones, hoy domingo, el miércoles y el sábado próximos. Cuenta con un reparto excepcional –multinacional dirían los politólogos- encabezado por el propio Ramón Vargas, quien se acompañará de Barbara Haveman, soprano holandesa que triunfa en Europa, recientemente en La Scala, George Petean, barítono rumano que ya cantó “Bohemia” con Ramón en el Liceu de Barcelona en marzo pasado y María Alejandres que maravilló a los leoneses con su interpretación de Adina en “El Elixir” del año pasado.

Por su parte la producción es de las llamadas “de época”, guiño complaciente con el público de León, más bien de gustos tradicionales en cuanto a producciones operísticas.

En fin, quienes vieron y oyeron a Ramón Vargas hace más de veinte años cantar “La Bohème” en México, se encontrarán ahora en el Bicentenario un tenor con la misma bella voz de entonces, pero graduado de Maestro.

 

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